Casi todas las viviendas son espacios “enfermos” que oprimen
la mente y el cuerpo de quienes vivimos en ellas. Deberían ser nuestros templos
espirituales y no nuestras tumbas.
Sin embargo comienza a abrirse paso una nueva arquitectura
que busca sacralizar nuestros domicilios gracias a nuevos diseños: volúmenes
abiertos, formas esféricas y proporciones sagradas.
La nueva arquitectura íntimamente ligada con la nueva
conciencia concibe el hogar como un “templo” en su mas amplia expresión. La
propia casa deviene un lugar “bendito” que reclama atmósferas mas acogedoras,
cálidas e íntimas. Hoy la nueva forma de estar y convivir “con la tierra” está
generando un nuevo modelo de arquitectura. El interés por canalizar las
energías sutiles, la preocupación por el equilibrio entre lo masculino y lo
femenino, entre la línea recta y la curva, están siendo transferidos también a
la forma de configurar los espacios en que se desarrolla nuestra vida.
Dentro de éste nuevo modelo la cúpula se configura como uno
de los elementos básicos para distribuir el espacio, las formas redondeadas nos
vuelven a llevar al punto engendrador del Universo. Así mientras la tradicional
esquina representa el espacio limitado y retiene la negatividad; la cúpula y
las formas redondas lo expanden y no retienen lo negativo. La cúpula configura
una arquitectura orgánica y apuntan más allá de la tridimensionalidad, marcando
el anhelo de habitar un espacio universal, sin límites.
Junto a la cúpula, las nuevas técnicas tienden a incorporar
grandes ventilaciones, que posibilitan disfrutar del paisaje circundante. La
transparencia del cristal nos acerca a la naturaleza, permitiéndonos vivir el
espacio interior y exterior (ya no ser prisioneros de 4 paredes). El número
áureo es otro de los elementos indispensables de la nueva arquitectura. Desde
la antigüedad los geómetras y filósofos supieron la existencia de una
proporción privilegiada, el número de oro.
Concretamente, es la división de un
segmento en dos partes desiguales, en tal proporción que la mayor sea a la menor
como el todo es a la mayor (numéricamente expresado sería es equivalente a
1,6188033989). Encontramos el número áureo en toda construcción que pretende
trasmitir un conocimiento universal (las pirámides de Keops, las catedrales
góticas, el Partenón, etc.).
Éste “sello divino” se encuentra en la naturaleza por
doquier: Es el número que rige la creación y la relaciona con todo, lo pequeño
y lo grande y viceversa.
El espiral también se rige por el número áureo. Como forma
asociada a un significado profundo, la espiral es un símbolo de la eternidad,
una imagen que nos hace accesible el infinito. Expresa la alternancia de las
polaridades, pues en su perpetuo girar engloba los principios de expansión y de
contracción.
Extracto de “La Arquitectura Del Nuevo Milenio
Fuente: http://quintahumanidad.blogspot.com/2011/07/la-arquitectura-de-la-nueva-era-casas.html
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